«Vale más canción humilde que sinfonía sin fe». J.C.
«Si no vives para servir, no sirves para vivir», este es el lema de: www.mesterdeobreria.blogspot.com

 

No hay que confundir relativismo con dialéctica. No todo es relativo para la dialéctica, ella también admite lo absoluto. La misma frase de Heráclito: ‘nadie se baña dos veces en la misma agua de un río’ está admitiendo al movimiento como absoluto; porque es una metáfora que debe interpretarse así: ‘Todo se mueve: como las aguas del río’. La dialéctica es objetiva. El relativismo es subjetivo. El dialéctico dice: “La Tierra se mueve”. El relativista le retruca: “Pero yo veo que no se mueve. Por lo tanto, tu opinión es relativa.” El relativista pone su subjetividad por encima de la cientificidad del dialéctico. Veamos otro ejemplo: Si tomo una muestra del agua de un río que está contaminada, y vuelvo a introducir el recipiente para extraer otra muestra, no lo habré hecho en la “misma agua” de la que saqué la primera muestra, pues ésa ya pasó; pero no puedo decir que la nueva muestra no esté contaminada.

Desde esa perspectiva, si vemos que una institución desde hace quince años (que es cuando empezó la corrupción en la UNP, a raíz del comercio de la educación legalizado por Fujimori, y no enmendado por el APRA) se siguen repitiendo los mismos actos de corrupción con los mismos actores, lo mínimo que debo hacer es dudar de una gestión en la que –como siempre– a la oposición se la tendrá como “convidado de piedra”. Y si como oposición veo que las recientes autoridades tienen los mismos rostros con arrugas nuevas, no por dármela de relativo les voy a entregar un cheque en blanco simplemente porque son “nuevas”.

 

Si nos dedicamos a contemplar las cosas, y no contribuimos a su cambio, actuaremos como relativistas; no, como dialécticos. Y el punto de partida, frente a los hechos negativos, es la duda de que sean eternos. El filósofo Renato Descartes dice basarse en la duda y la describe en su libro El Discurso del Método, llamándola: la duda metódica. Por eso la comparación de la Universidad con una madre, me hace dudar de aceptarle todo a la madre aunque esté errada. Si se ve que la madre ha sido prostituida, lo mínimo que se debe hacer es sacarla de su iniquidad. Y si los hijos no le hacen ver, por lo menos, esa iniquidad los convierte en malos hijos, lo cual nos debe hacer recordar el famoso dicho: “La prostituta no es mala, los malos son sus hijos”; porque con el silencio se acepta lo que no se denuncia.