«Vale más canción humilde que sinfonía sin fe». J.C.
«Si no vives para servir, no sirves para vivir», este es el lema de:
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Los dolores preocupan porque llegan


Sin que uno los espere. Y más aún


Irrumpen sin avisar como un duchazo


Helado. No podría a partir de hoy


Vivir sin mi dolor aunque quisiera


Dolido estoy amando a este dolor


A cien por hora. Lo descarto


Del corazón, del hígado, del páncreas,


Del duodeno, del colon ascendente, del sudor


De espalda, de la tetilla izquierda. Es un dolor


Sencillo, como pocos, incluso hasta agradable,


Que un buen día agarró, vino, llegó y dijo:


Cómo estás. Jodido -contesté- pero contento,


Al mal tiempo buena cara, decían los antiguos;


Los modernos viejos de ningún modo diremos


Me arrepiento de todos mis pecados de juventud,


Hermosos y sinceros como fueron, yo me arrepentiría


De no haberlos cometido. Pero volviendo al caso y


Al endilgo, caprichoso, este dolor se comunica y


Con sus códigos de alfalfa mis herbolarios registros


Me instan o instintan: hierbaluisa, manzanilla,


Belladona pa los riñones, pal reumatismo, pal mal


De ojo, pal mal vaho, pa lo que sea, pa los sapos.






Los doloridos sin médico y sin miedo


Han prescrito -sin regímenes dietéticos


Y a su receta me adhiero-:


Un buen cambio de gobierno.