SEIS CUENTAZOS Y OTROS CUANTOS CUENTOS

La edición es impecable; la ubicación de los cuentos, también. Desde el principio, el libro golpea fuerte. Y lo hace con uno de los cuentos más esmerados del autor: “La guitarra”. De él puedo decir que me atrapó el ejercicio de la acción, el estilo narrativo y los personajes. Sin embargo, y contrario a Roberto Reyes (narrador y prologuista en el libro), creo que el lenguaje popular aquí sí se exagera un tanto aunque no al punto de convertir esta pieza en un monólogo meramente costumbrista.

Ahora, así como “La guitarra”, también debo alabar casi toda la sección de cuentos “Editados”; conjunto que constituye la primera parte de la obra.

Repito: la ubicación de los cuentos es impecable. Este es un punto crucial. Y es que a “La guitarra” le sigue un genial “La alegría por los suelos”, un relato amarillo (la sinestesia no es política), cálido y urbano. “La alegría por los suelos” me hace recordar al Carmona vivo y desenfadado que conocí a través de su obra previa: “Recuentos”.

Siguen a esta destacada lista de seis cuentazos: “Por las buenas”, “Cavar un hoyo”, “Cambio de posta” y “El secreto espejo del primer amor”. Y llegado a este punto tengo que anotar dos cosas: primero, que en “Por las buenas”, a parte de transportarme gratamente a algún cuento Ribeyriano (quizá “Junta de acreedores” o “Vaquita echada”), refleja bastante bien cierto pensamiento rojo (la sinestesia ahora sí es política) del autor; cosa que de ninguna forma encasilla a este relato en el temido rubro “ideológico”. Carmona es un hombre de recursos literarios y en “Por las buenas” esto sale a relucir posicionando al cuento con una apasionante narración en la que se aprecia un buen manejo del suspenso.

Lo segundo que tenía que anotar es sobre “El secreto espejo del primer amor”; cuento final que se encarga de cerrar con broche de oro la edición. Y nuevamente me refiero a la ubicación de los textos, pues creo que las piezas que abren la edición invitan a devorar el libro mientras que, el último cuento, deja la miel en los labios y la sensación de haber leído una gran obra.

“El secreto espejo del primer amor” -sin mayor secreto para los que estuvimos en la presentación del libro- es una especie de continuación de la clásica novela regional “Matalché”. Así, a lo “López Albujar”, Carmona nos ofrece una prosa correcta que, a su vez, deslumbra por el uso magistral de la ironía.

¿Pero que hay del resto de cuentos? Me pregunto qué; después de todo, aún falta hablar de seis textos más. Bueno, borradores. Sí. Porque, aunque me parecen textos con buenas intenciones; creo que estos son más interesantes como ejercicios literarios; trabajos cuya mayor virtud es la de poner en relieve la bondad de los títulos antes mencionados. No puedo dejar de referirme en esta parte a textos como “Ahora que puedo decirte esto” o “Servicio de Turno”; relatos donde parece primar más una forma de contar que contar en sí. En resumen, creo que estos últimos textos bien pueden denominarse “unos cuantos cuentos”.