Mario Vargas Llosa: La bala vencida de El Comercio                                                             Julio Carmona

El periodista le pregunta a Mario Vargas: ¿Qué significa para usted volver a las páginas de El Comercio en este contexto? Y Mario Vargas responde:

«Me alegro de volver por tercera vez a un periódico que siempre sentí muy cerca de mis convicciones políticas. Dicen que a la tercera vez va la vencida y espero que mi caso confirme la regla comencé a colaborar en El Comercio hace muchos años, y espero continuar en sus páginas hasta que se me nuble la razón.» (El Comercio, Lima, sábado 7 de agosto de 2021. p. 8.)

Con esa respuesta Mario Vargas hace renacer el poema-valse de César Miró: «Todos vuelven», pero, en su caso, se tiene que aclarar que ese «todos» remite a la clase social de la burguesía terrateniente «dueña del Perú», que es a la que representa el diario El Comercio y, por tanto, este es el portavoz de las convicciones políticas de las que MV se ‘siente muy cerca’. Lo revelador de ese sentimiento, que se enuncia como una verdad (sospechada, y aquí por él mismo confirmada): que lo tiene desde siempre. Y esta confirmación la ratifica al subrayar que, con este retorno a El Comercio, es la tercera vez que lo hace. O sea que cuando integró la célula Cahuide del PC (en sus años primitivos) lo hizo como infiltrado o por puro oportunismo. Y que su actual y último decadentismo no es otra cosa que un resultado lógico de esa convicción orgánica, natural y hasta visceral. Y lo interesante de todo esto es que encierra una premonición: que será la última vez. Máxime si tal aserto lo ejemplifica con la famosa expresión que viene de la primera guerra mundial: “La tercera, es bala vencida”, que hacía referencia a la guerra de trincheras de esa época en la que las tropas enemigas se encontraban por la noche frente a frente, sin poder accionar. Y ocurría, entonces, que cuando un soldado encendía un fósforo para prender su cigarro, en la trinchera opuesta, un soldado enemigo se ponía el fusil al hombro y seguía la luz del fósforo para que un segundo soldado encendiera el suyo, y cuando esto ocurría ya la puntería estaba fija y la bala salía hacia el tercer cigarro. Y era un muerto fijo. De ahí deriva la expresión: A la tercera va la vencida. ¿No será que El Comercio venía apuntándole a Mario Vargas desde sus inicios reaccionarios hasta este último en que se le nublará la razón? (No creo que sea multitudinario el deseo de que esto no demore mucho. Salvo el caso de la China-chika, cuyo odio es más fuerte que su amor. A ver, llamarle: «Premio Nobel de la Paz» ¡a un guerrerista consumado!)