Jamás he negado que tengo malas costumbres.
Sobre todo cuando el sol hace garabatos en mis ojos,
O cuando una muchacha me sonríe con su blusa amarilla.
Por siempre que puedo dirijo mi batuta hacia mis viejos,
Y hacia esos despojos solemnes que frecuentan la casa;
A la abuela, sobre todo, que aún sueña con Rodolfo Valentino.
Este tiempo asqueroso que me ha tocado vivir lo tengo mal distribuido,
Hablo demasiado y no construyo más que Castillos en el Aire;
Y de noche me atorranto como un miserable y hago invocaciones al Marqués de Sade.
Pero a veces yo me escapo de esa rutina y frío monos en sartén de palo;
Vivo en constante peligro de encontrarme con la horma de mis zapatos,
O de que mi padre se encarache y me mande al diablo.
Pese a todo visito las cantinas,
Escupo en los lugares públicos donde no debo hacerlo,
Y toco los timbres de los vecinos y corro como un cretino.
Ya los policías se han dado cuenta y me tienen entre ojos,
Me marcan a presión y me han acusado de tener malas costumbres;
Y que el día que me agarren la voy a pagar una por todas.
Pero yo me río,
Porque este tiempo asqueroso que me ha tocado vivir lo tengo mal distribuido.

Manuel Morales,
Perú