RESPUESTA DE DANTE CASTRO A JORGE CHÁVEZ SILVA

(En carta a Julio Carmona)

Estimado Julio:

Ya esa polémica está cumpliendo años y no espero que se abstengan de opinar los que se quedaron retrasados o fuera de ella. Las noticias temo que llegan muy tarde a Celendín y este caballero a quien no conozco tal vez quisiera que la suerte le sonriera para emigrar, como su paisano.

Y a su paisano Pita le volvería a repetir: no es la literatura de la emigración la que impulsa el desarrollo de la literatura peruana. Es un exceso de autoproclamación y de autobombo. Esa es la única diferencia que he tenido en Madrid y luego en París con este escritor celendino de buena pluma.

Volvamos a referirnos a la gran batalla. Esa polémica se inició en el Congreso de Escritores de Madrid y continuó en el post congreso de París (ambos en 2005). Acoto: fue entre escritores que militan en líneas antagónicas de la literatura. Acoto más: si yo fuera andino como el autor de ensaladas, me sentiría mal por todo lo que se dijo contra los andinos en ese congreso. Quienes atacaron al Ande fueron aquellos por quienes él aboga, excepto Pita. «Pónganse las polleras de Dina Páucar», dijo Thais y así lo secundó Ampuero.

Ahora veamos nuestras supuestas frustraciones y envidias. ¿Por qué dice este señor que no podemos vivir en el exterior? Le sorprendería al dilecto ciudadano de Celendín saber que no me pierdo de ningún viaje al primer mundo, al segundo y al tercero, y que jamás estos recorridos me han costado dinero de mi bolsillo. Las universidades invitan, las ferias del libro invitan, los amigos escritores invitan, las editoriales invitan. Y cuando te sacas un premio internacional, también te invitan. Tengo premios, pues, taita. O sea, no soy de los que se quedan en el Perú «porque no pueden viajar». Deseo estar en el Perú contra todo pronóstico catastrofista y contra toda condición que impone el sentido común.

Le convendría a este docente leer la polémica entre Arguedas y Cortázar, polémica entre emigrados y «provincianos». Parece que no la toma en cuenta y por su falta de argumentos literarios, excesos verbales y carencia de documentación, no le respondo.

Ahora nos preocupa la suerte de un colega magistral, que también eligió vivir aquí después de haber recorrido el mundo, y no es otro que Alejandro Romualdo. Si Romualdo se hubiera querido quedar en París, Madrid o Nueva York, hoy no tendría las necesidades que lo acosan y atormentan. Apostó por el Perú y suscribió la sentencia de Arguedas: desde aquí no tenemos que imitar a nadie. Agrego: desde aquí es imposible envidiar a nadie. Me quedo con Romualdo, con su Canto Coral a Túpac Amaru, como con Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Julián Pérez, Sócrates Zuzunaga, Cronwell Jara y tantos otros colegas que tuvimos en nuestras manos elegir estadía, nacionalidad y fortuna.

Más bien, si el autor de ensaladas verbales y otros potajes está preocupado porque los que no residen en el exterior son los que no pueden viajar, podemos reunirnos todos los que publicamos libros (y viajamos) para otorgarle cartas de recomendación a las distintas embajadas a que se quiera presentar. Digo yo, si su paisano Alfredo Pita no se ofrece voluntariamente a hacerlas. Fue en París donde intercambiamos opiniones por última vez (con Pita) y las siguientes me las reservo para el próximo evento internacional donde nos encontremos. Aclaro que con Pita es con quien menos diferencias he tenido. Pero si diferencias hay… ¿Para qué ventilarlas con ensaladeros, gourmets o gastronómicos? … Es cosa de escritores…

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