En defensa de los seres incompletos

RECHAZO LA POSE EMIGRACIONISTA

Por Dante Castro

NOTA DEL MODERADOR: Con este artículo Dante Castro intenta rebatir una ponencia –Dinámicas de inclusión y exclusión en la narrativa peruana actual– que Alfredo Pita presentó en el Congreso de Narrativa Peruana, en Madrid, en 2005, ponencia que hemos rescatado gracias a la intervención de Jorge Chávez Silva y que figura en la sección que dedicamos a ese evento académico que desató, en el Perú, la fuerte polémica conocida como «Regios y marginados».

Julio Carmona acaba de recordarnos la ponencia «Dinámicas de inclusión y exclusión en la narrativa peruana actual» de Alfredo Pita. Este documento resume todo aquello que pretendía discutir en París sobre la pose del emigracionismo. Así nos dice Pita en distintas palabras: «en Perú no se puede escribir; váyase o muérase». Uno se hace grande afuera y si te quedas serás siempre chico. El primer ejemplo citable sería Garcilaso quien tejió una historia idílica del Tahuantinsuyo para reclamar sus títulos de nobleza e incorporarse al mundo del otro. Titu Cusi Yupanqui y Huamán Poma de Ayala, desafortunados, escribieron sus respectivas crónicas desde aquí, o sea que deberían ser de menos estatura que Garcilaso, ese gran fabulador de un magnífico pasado que nunca existió. Tal vez alguien se sienta mejor representado por un híbrido que se blanqueaba con harina para incorporarse al mundo del vencedor hispano al cual adulaba y del cual se reclamaba.

Dice Pita: » …peruanos que iban a emigrar a otras tierras, hacia Europa, en primer lugar, como el Inca Garcilaso, para poder ser, al fin, seres completos…».

¿Somos seres incompletos los que no decidimos vivir en Europa? ¿He regresado al Perú para volverme incompleto después de haber sido completo? Pienso que afirmar tal cosa es una estupidez. Como a esta polémica se han de sumar algunos escritores y han de treparse otros que son verdaderos mutantes, (no por quedarse aquí, sino por su mero afan de adular a quienes supuestamente triunfan afuera), debo aclarar que el escritor tiene derecho a vivir donde le de la gana, donde mejor escriba, donde goce de más facilidades para hacerlo. Así como hay quienes necesitan de la distancia para ver mejor al objeto que piensan retratar, hay otros que les urge tenerlo cerca. Uno no puede descalificar al otro por sus preferencias. Me parece injusto que se imponga una sentencia arbitraria a nuestra literatura: «los escritores emigrados son los que desarrollan nuestras letras». Qué manera de rebuznar.

Actualmente existen más fórmulas de emigrar que en décadas anteriores. Ningún escritor de clase media o más arriba (casi todos lo son) puede justificar su «estancamiento» en el Perú por problemas de dinero. El que se lo propone, se larga de cualquier forma y hasta se asila en Europa inventándose peligros que no existen. He conocido paisanos pícaros en Europa que han superado a aquel Buscón de Quevedo y que proceden de hogares muy humildes en zonas marginales del Perú.

Pero ni por esas la novela peruana ha alcanzado allá sus mejores bríos ni se ha reeditado un boom como el del sesenta. No tenemos un nuevo García Márquez en América u otro Vargas Llosa en Lima. Y si nos referimos al cuento, ojalá surgiera entre los peruanos de la emigración un émulo de Julio Ramón Ribeyro.

La novela padece de una de sus peores crisis a nivel mundial. No se trata sólo de los peruanos que viven en el exterior, sino de la novela actual en lengua castellana que no supera a sus antecesores sesentistas. El cuento sigue defendiendo con eficacia su espacio, gozando de mejor salud entre los escritores afincados en Nuestra América.

Viva muestra de la crisis de la novela peruana, es aquella que nos acaba de ofrecer Roncagliolo: «Abril rojo» es un pésimo intento de retratar la violencia política que ha desangrado al Perú. Pero como la industria millonaria del libro en castellano (Alfaguara) requiere de nuevos íconos, se ha propuesto fabricarnos uno. La editorial lanzó este patético libro con premio incluido, no de otra forma imaginaron que sería vendido a raudales. ¿En qué ha prosperado la novela peruana con Abril Rojo? Escritor emigrado, Roncagliolo demuestra que la distancia fue tan dañina para él como la ignorancia sobre un tema bastante delicado y que requería de mayor pericia. ¿Cuál de las novelas de Benavides se vende como pan caliente en las librerías peruanas? Aseguro que este autor emigrado es más leído en España que en los distritos residenciales de Lima. Junten la contabilidad de los dos, sumen y hasta multipliquen, pero ni aún así llegan al índice de ventas de Oswaldo Reynoso, un pertinaz residente en el Perú que sigue batiendo récords de venta de su primer libro «Los Inocentes». Y mucho ojo: no fue escrito en su larga estadía en China, sino cuando era profesor de La Cantuta y no se había propuesto viajar.

El ejemplo a que siempre recurren los «emigracionistas» es al de César Vallejo. Nuestro querido poeta ya había pulimentado sus mejores armas literarias antes de emigrar a Europa. No fue a hacerse grande en París ni el viejo continente le dio mejores luces. Tampoco alcanzó el triunfo y más bien vivió una serie de limitaciones económicas que nunca había padecido aquí. Vallejo se hizo en su patria. Que la patria le haya sido mezquina, es otra cosa. Pero mucho más mezquina fue Europa con él. En el exterior, el poeta de «Los heraldos negros» y de «Trilce» continúa construyéndose nuevas vigas y columnas sobre los grandes cimientos de desarrollo literario que había alcanzado antes de emigrar.

El caso de César Moro es distinto. Pero si ustedes juntan a todos los poetas peruanos hoy residentes en Francia, no hacen un Vallejo ni un Moro. ¿Por qué?… Porque el desarrollo de una gran obra literaria se rige por factores más complejos que el contexto en el cual vives. El contexto no hace al sujeto. La interacción entre sujeto, obra y contexto, entre talento personal y posibilidades objetivas de desarrollo, es más importante para encontrar la incógnita que nos preocupa. Sea allá o sea aquí, esa es la ecuación a resolver.

Pita debería reflexionar acerca de cuál es la contradicción principal y el aspecto principal de la contradicción, tal vez recordando conversaciones con su fallecido progenitor y prosélito de la lucha armada, cofundador del MIR. En primer lugar, que nos demuestre que su literatura concebida por obra y gracia de su residencia en el exterior ha revolucionado el género. Que alguien nos precise en qué ha contribuido al desarrollo de la tradición narrativa en nuestro país. En segundo lugar, que nos demuestre por qué tantos autores que no salieron a recorrer el mundo sí lo han revolucionado sustantivamente, como es el caso de José Lezama Lima a quien le espantaba la sola idea de vivir fuera de La Habana. ¿Sería el autor de «Paradiso» un ser incompleto según Pita?

Los escritores peruanos tenemos otras cosas que atender y que van más allá del estado de nuestros pasaportes. Cada uno de nosotros tiene a un gran rival dentro de sí mismo. No lo tenemos afuera ni en el colega de al lado. El escritor y el poeta se van formando en ese duro combate, íntimo y personalísimo, del cual tratamos de rescatar el talento frente a la mediocridad que nos impone el sistema, la hípica literaria, la literatura de fácil consumo, las editoriales mercantilistas, etc. Así viajes, así residas, así cambies de idioma o agotes la vista leyendo en los cafés, bares y plazuelas del viejo mundo: lo que Natura no da, Salamanca no presta.

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