«Si no vives para servir, no sirves para vivir»
es el lema de los blogs de Julio Carmona
(editados con la colaboración de Juan Víctor Alfaro):
http://www.vosquedepalabrasvives.blogspot.com/
http://www.mesterdeobreria.blogspot.com/

Para tener parecido
no sólo hay que ser familia
los delincuentes se filian
sólo porque han delinquido.

La derecha no cree en gobiernos que impulsan la democracia de participación. Pretender restringirla, arrinconar a los adversarios… Tienen un odio visceral y racista al pueblo.

¿Por qué la derecha capitalista quiere la propiedad privada ilimitada y controlar todos los medios de comunicación, siendo las elecciones de interés público de toda la ciudadanía y no es algo de interés de empresas peruanas?

¿Quién representa al Estado? ¿un equipo de fútbol? ¿los empresarios privados, sean mineros, de la banca, del petróleo, del los espárragos…? ….

¿Por qué los Bancos financian a los candidatos pro-empresa privada, pro privatización de todo y no a una Economía Solidaria?

Se asusta cuando el pueblo participa.

¿Verdad o mentira?

Pepe.

Rodrigo Montoya Rojas: Democracia en Peru: Sólo ir a votar


“Navegar Río Arriba”

Arrojarle un huevo a la señora Fujimori, cerrarle el paso al vehículo del periodista De Althaus y gritarle algunos improperios, son actos que expresan la cólera de algunos individuos; pero enviarle una corona de flores a César Lévano -director del diario LA PRIMERA- sólo puede ser obra de un comando de aniquilación como el “Grupo Colina”, o de algunos individuos que añoran los buenos tiempos en que Fujimori y Montesinos arreglaban a tiros las cuentas con sus adversarios considerados como enemigos.

Los huevos y las piedras son frecuentes en las campañas electorales, se arrojan desde las dos orillas en pugna por votos, aquí en Lima y en muchos países del mundo.

Las coronas que anuncian el deseo de muerte, sólo aparecen allí donde la democracia no existe o es apenas precaria. Nada pueden hacer quienes envían flores de muerte para que César Lévano desista de sus convicciones de periodista de izquierda o tenga miedo. En su larga vida ha dado suficientes pruebas de coraje.

Ocurre que en Perú la democracia se entiende sólo como el derecho que la ciudadanía tiene de votar para elegir a sus representantes cada cierto tiempo. Sólo eso, nada más.

El ideal de democracia supone un conjunto de otros derechos y obligaciones como el respeto de los resultados electorales y de las minorías, gobernar teniendo en cuenta los derechos de todos y garantizando la alternancia entre las fuerzas políticas.

Por una vieja tradición del régimen de hacienda que fue la base del poder económico y político en más de cuatro siglos de nuestra historia, el peso de la dictadura como forma de gobierno militar o civil es mucho más importante de lo que suponemos. En contraste, no tenemos tradición alguna de alternancia en el poder. Todas las fuerzas de derecha están convencidas de que sólo pueden ganar quienes cuenten con la venia del poder establecido. Lo que los dueños de El Comercio y sus aliados de todo tipo quieren en el país es que Ollanta Humala renuncie a toda pretensión de “cambiar el modelo”. Si pudieran, le exigirían también que cambie de cara para dejar de parecerse a los peruanos y peruanas con rasgos biológicos andinos, comunes y corrientes. Claman que Humala deje de ser Humala y al mismo tiempo lo critican por cambiar. Por eso el encanto de PPK, el hombre con cara y alma de gringo, y algunas mañas de limeño criollo, entre las señoras y señoritos de la derecha de todas las edades, sobre todo entre los jóvenes, y, también, entre los jóvenes andinos y de los conos limeños profundamente convencidos de la necesidad de llevar máscaras y negarse a aceptar lo que son.

Con prácticas del fuji-montesinismo puro y duro, la derecha y buena parte de los medios de comunicación pretenden La Victoria de la señora Fujimori, cueste lo que cueste, para conservar el llamado modelo de desarrollo del país que no es otro que el viejo y colonial orden social de sus privilegio con algo de “chorreo” para los de abajo. Votar por Humala, a pesar de todas sus contradicciones, puede servir para fortalecer la endeble democracia y puede ser también el único modo de evitar que la derecha siga gobernando nuestro país aliada a la mafia Fujimorista como entre 1990 y 2000.