RESPUESTA INDIRECTA A MIGUEL ÁNGEL ZAPATA

Rosi, ¡qué gusto verte otra vez activando el cotarro y azuzando a las avispas!

Por supuesto que es saludable la polémica. Y gracias por estimularla. De otra forma no se hubiera enterado MAZ. Bueno, lo de JRR, ciertamente, es lamentable: ¿por qué la vejez en lugar de fortalecer nuestros ímpetus juveniles se convierte en una especie de aguafiestas en ese sentido? Yo lo recuerdo a JRR -si bien no identificado con la revolución socialista- al menos como un exponente antisistema de los años 70.

Por lo que se se refiere a MAZ, lo vi un par de veces por Letras de San Marcos muy a la ligera, pues siempre lo vi corriendo, al parecer porque por ese tiempo preparaba su viaje a USA. Pero en ambos casos se nota un prurito común: creen que su estatus de emigrados los hace recipientarios de la sapiencia de la metrópoli y con un cierto tufillo de autosuficiencia nos miran por sobre el hombro, como si ellos hubieran alcanzado la mayoría de edad, y nosotros nos hubiéramos quedado en una infancia insuperable (casi, casi unos autistas).

Y, en realidad, ambos se mueven en un círculo vicioso, dicen: si bien eso es verdad, pero también se puede hacer lo contrario. A eso reducen toda su requisitoria. Así no vamos a ningún sitio. Si bien es cierto al escritor se le conceden licencias que trascienden las leyes de la gramática (o de la física o de cualquier otra ley), eso no quiere decir que esa licencia sea absoluta cuando se percibe que hay errores garrafales evidentes, que no están condicionados por la necesidad intrínseca de la obra. Y el mismo esquema (del así es pero no es así) MAZ, en el colmo de la audacia, lo usa para comparar a Rulfo con Vargas, y decir que este último tiene varias novelas buenas y que el primero tiene sólo una, ¡lógico: tiene una, porque sólo escribió una! Pero es consenso que con esa sola supera a cualquiera de las mejores del otro. Y lo mismo se puede decir de GGM.

Por supuesto, abajo dejo lo escrito por MAZ para que no se crea que manipulo sus argumentos. Porque esa parte final, que es respetable, por ser «una opinión personal», no hace sino reafirmarme en lo que dije del «crítico higadito»: que Vargas debe sentirse feliz con tantos corifeos que le cuidan las espaldas. Ni Sancho fue tan fiel escudero como los que le han salido a Vargas.