«Si no vives para servir, no sirves para vivir»
es el lema de los blogs de Julio Carmona
(editados con la colaboración de Juan Víctor Alfaro):
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Caricatura hecha por el autor del artículo
para no aburrirse al escuchar la entrevista
que comenta.

Las pinches manos de un boxeador no están hechas para la ternura…

Pedro Ángel Palou

Ahora podemos decir que el pugilista peruano español ganador del Nobel de Literatura se chivió de cabo a rabo como pensador e intelectual serio al comparar a Rafael Leónidas Trujillo, el siniestro personaje de su última novela, La fiesta del chivo, y sanguinario dictador de la República Dominicana, durante muchos años, con el histórico, heroico y más que lúcido comandante Fidel Castro, en una reciente entrevista televisada.

Cuando vi y escuché al personaje en ese programa se me terminó de caer el mito. “Otro Cristo del alma”, me dije, como dice César Vallejo en un poema, ese sí como José Carlos Mariátegui, peruano, poeta e intelectual. Porque fue de tal calibre su cacareo reaccionario con respuestas tan parcializadas en defensa de su ideología que en un momento llevaron a la periodista a preguntarle: ¿Entonces en qué cree Vargas Llosa? Y el muy “analista político”, no supo responder, porque le dio pena decir, seguramente, que en lo único que ha creído es en el capitalismo salvaje, representado en la democracia neoliberal, que tanto defiende y que azota como Atila a los pueblos.

Vargas Llosa en el largo interviú por el Canal 22 mexicano, no me descrestó tampoco con sus teorías literarias y mojigangas intelectuales, porque su pensamiento político ya lo conocía, las cuales lo muestran como a un ser altamente comprometido y parcializado con el modelo económico imperante al que no criticó ni por los bordes. Expuso el español-peruano sus “brillantes ideas”, diciendo cosas nada nuevas acerca de la función social de la literatura, la importancia de leer los clásicos y la relación entre política y literatura, hasta el punto que el lápiz para tomar apuntes lo destine a realizar su caricatura.

Contó anécdotas y mostró conocimiento de la literatura francesa del siglo diez y nueve citando autores y sintiéndose su continuador. También habló de su paso por el existencialismo francés y de su desilusión de Sartre, porque el filósofo dijo alguna vez, “Que si había necesidad de dejar de escribir literatura por un compromiso a fondo con la lucha por la liberación del hombre de la explotación y la miseria del capitalismo, había que hacerlo.”

En lo literario recaló el novelista en lugares comunes, mostrando el cobre y su pluma de oro neoliberal de alguien que sólo y muy superficialmente toca los problemas sin llegar a ser como muchos lo creen un real teórico, porque desconoce las verdaderas causas del origen de los males sociales y sobre todo de la pobreza latinoamericana y mundial, justificadas por las políticas llamadas por él democráticas que no son más que la justificación del mantenimiento de un modelo caduco y cruel. Tampoco para el narrador, cineasta, dramaturgo y ex candidato presidencial, no han significado nada los crímenes e innumerables atentados terroristas de todo tipo contra la Revolución Cubana y sus dirigentes con un costo impagable en vidas y bienes entre el que se puede contar el inhumano bloqueo contra el pueblo cubano. El apoyo y sostenimiento por parte de los sucesivos gobiernos yanquis y otros siniestros organismos imperiales de tiranos como Rafael Leónidas Trujillo, el personaje de su actual novela y que nunca en la realidad denunció, como tampoco lo hizo contra Somoza, Stroessner, Pinochet, pero si lo hace ahora con odio y virulencia supremos contra los movimientos populares y sus dirigentes.

¿Ha denunciado acaso desde su catedral de cristal en Lima, Madrid o Nueva York, la agresión yanqui a Afganistán, Irak, y la preparación imperial con su socio ebrio y hebreo, de la guerra atómica contra la nación iraní, como sí lo viene haciendo con datos veraces y certeros en sus permanentes Reflexiones escritas e intervenciones públicas en su país Fidel Castro? ¿Alguna vez el letrado habló por los medios que maneja, del atentado contra el vuelo 455 de Cubana de Aviación perpetrado por Posada Carriles un agente de la CIA libre en Miami, donde perecieron 77 personas entre ellas todo el equipo de esgrima cubano? ¿O a dicho algo por la libertad de los cinco patriotas cubanos presos hace tiempo injustamente en Estados Unidos? Tampoco el escribidor nunca se refirió con su habitual virulencia y brillante pluma a los genocidios en Guatemala y otros países y menos a los ocurridos en Colombia, donde se han producido masacres terribles a bala y motosierra, como la ocurrida en la población de Trujillo, Valle y municipios aledaños, donde asesinaron en tres años al cura y a más de trescientas personas. De todo esto y mucho más nunca ha dado cuenta el narrador palaciego (paraciegos), historiador e investigador de moda y sólo se ha quedado con su voz chillona de gallina en análisis superficiales y superestructurales que ve sólo con su óptica de ficción.

Vargas Llosa, (llaga) no llega al dedo meñique de Fidel, ser humano excepcional y el cual ha dedicado su larga vida y sigue haciéndolo por el bienestar del hombre. Como también lo hace Hugo Chávez en la Venezuela Bolivariana, atacado siempre por Vargas (no Vargas Vila, que sí escribió contra los bárbaros del Norte.) dando una batalla diaria por tratar de pasar a su nación con gran esfuerzo y sacrificio de la miseria a la pobreza al menos por ahora, saqueada inmisericordemente por el capitalismo salvaje neoliberal, que entre otras en cuarenta años se llevaron del petróleo (los burgueses nacionales y extranjeros) trescientos mil millones de dólares para sus arcas, dejando a Venezuela en la miseria.

De modo, que lo mejor que el nuevo Nobel puede hacer es callar sobre estos temas y seguir escribiendo sus novelas que bien lo hace, mucho mejor que de pugilista literario.

*Uno de los más altos valores de la poesía colombiana contemporánea.