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No tenía que dejar un testimonio

De mi paso por parte del desierto

De su sed de sus hambres y demonios

De amores vivos y cariños muertos…

Pero la lluvia me estropeó el armonio

Y culpables los cuervos de mis tuertos

Tuve que resignarme al matrimonio

De mi pureza y mi embarrado huerto

Yo no busqué esa forma de decirme

Ella me halló mientras hurgaba el hueco

Y me envolvió en su urdimbre y maldecirme

No iba a reverdecer mis sueños secos

Caballero no más antes de irme

De las voces sin luz opté ser eco

 

JULIO CÉSAR CARMONA